¿Cuánto cuesta realmente una boda?
Cuando empiezas a organizar tu boda, una de las primeras preguntas que te viene a la cabeza es: “¿Cuánto nos costará todo esto?” La verdad es que no hay una cifra única, porque el presupuesto puede variar mucho según las decisiones que toméis. Pero sí hay una realidad clara: una boda puede costar tanto como queráis… o tanto como podáis.
En este artículo, te contamos cuáles son los principales bloques de gasto y te damos trucos útiles para ajustar el presupuesto sin perder la magia de vuestro gran día.
¿Cuánto cuesta, de media, una boda?
En Cataluña, una boda de tamaño medio (con unos 80-100 invitados) puede rondar los 15.000 – 25.000 €, si incluye todos los elementos tradicionales (restaurante, vestimenta, música, fotógrafo, decoración, etc.).
Pero no te asustes: hay muchas formas de reducir esa cifra, sobre todo si priorizáis lo esencial y estáis dispuestos a salir un poco de lo convencional.
Principales bloques de gasto (y cómo ajustarlos)
Hay algunos elementos que, casi sin querer, pueden disparar el presupuesto de una boda. Pero si los tenéis en cuenta desde el principio, es mucho más fácil ajustarlos y hacer que jueguen a vuestro favor. A continuación, os contamos cómo gestionar las partidas más importantes con cabeza (y con encanto).
El alquiler del espacio suele ser uno de los costes más elevados, especialmente si se trata de un restaurante o finca que trabaja en exclusiva. Por eso, es muy recomendable buscar un lugar que sea bonito por sí solo, que tenga personalidad y que os permita hacer la ceremonia, el aperitivo y la fiesta en un mismo sitio. Esto os ahorrará gastos en desplazamientos, alquileres adicionales y decoración extra. Los espacios al aire libre o con un estilo rústico y natural suelen ser más asequibles, más flexibles y, además, crean una atmósfera única sin mucho esfuerzo.
El catering o banquete es otro de los grandes gastos. El clásico menú de tres platos con pastel y recena puede salir muy caro. Pero cada vez más parejas optan por un formato más relajado y asequible: un vermut largo con productos de calidad, una foodtruck simpática, un bufé o un único plato principal bien servido pueden hacer felices a todos. Además, celebrar la boda a mediodía también puede reducir costes, ya que muchos proveedores ofrecen tarifas más bajas fuera del “prime time”.
En el caso de la fotografía y el vídeo, es cierto que vale la pena hacer una buena inversión: será el recuerdo que quedará para siempre. Pero eso no significa que tengáis que contratar el pack más completo. Comparad tarifas, hablad con diferentes profesionales y quedaos con alguien que os haga sentir cómodos y os entienda. Si el vídeo no es imprescindible para vosotros, quizás no hace falta incluirlo en el presupuesto.
La decoración es otro aspecto en el que se puede ahorrar mucho sin renunciar a la estética. Las flores de temporada son más económicas y sostenibles, y podéis combinarlas con telas, velas, guirnaldas o elementos reciclados para crear un ambiente acogedor. En Internet encontraréis mil ideas para hacer decoración DIY (Do It Yourself), y además, puede ser una experiencia bonita para compartir en pareja o con amigos.
En cuanto a los vestidos, no hace falta que vuestro presupuesto se dispare. Hay opciones preciosas en tiendas de segunda mano, de alquiler o en marcas que ofrecen diseños sencillos y elegantes a precios mucho más razonables. Lo más importante es que os sintáis cómodos, auténticos y fieles a vosotros mismos.
Y por último, la música y la ambientación. Contratar un DJ o un grupo puede ser caro, pero hay alternativas. Si tenéis un amigo o amiga con buen gusto musical, podéis preparar juntos una playlist para cada momento del día y encargarle la gestión de la música. Otra opción es contratar al DJ solo para la fiesta final y encargaros vosotros del resto del día.
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